lunes, 17 de noviembre de 2008

114.- La última vez, que pisé el Sol
Aún no me he recuperado y creo que nunca lo haré. No es una cuestión de tiempo, el tiempo allí arde con tanta rapidez o tanta lentitud, como lo hace en cualquier otro lugar y eso allí, como sucede aquí, no sirve de mucho. Tampoco tiene que ver con el espacio, lo construido allí no existe, no tengo ningún recuerdo de formas, ni de fondo, todo lo que recuerdo es una masa en perpetua creación y destrucción y esa es la visión, que conservo de cada uno de los lugares, que me han acogido, sin por ello cambiarme lo más mínimo. Lo que realmente me duele, lo que hace que me encoja, como un animal asustado, ante un peligro inminente, es la idea de no volver, es la melancólica espera de la nada, es la ausencia del calor, que un día me acarició, la última vez, que pisé el Sol.

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