lunes, 24 de noviembre de 2008

134.- LA DEUDA
Estaba desembarcando y dispuesto a encaminarme por la barriada antaño habitada por pescadores, cuando me llegó la noticia, e inmediatamente pensé: “estaremos juntos”
“El” solo pedía vernos juntos, no nos enseño a ceder para ponernos de acuerdo, nos enseño a ser libres como la goleta en la que acababa de navegar ante el viento, libres en las necesidades y decisiones, en la dualidad; libres de ir, de no ir; de comprometerse ó de no comprometerse; de acordar ó no acordar el momento y la querencia de estar juntos.
Sabía que el compromiso no llegaría nunca, sentía cinco cuerpos, cinco vidas, cinco criterios, cinco seres libres que no aceptaron nunca su deseo. Al fin y al cabo “EL” solo quería vernos juntos y libres.
Solo la experiencia, como un faro en el mar, saldaría nuestra deuda; y nos haría entender que una mano tiene más fuerza y habilidad que cinco dedos libres.
Ahora no nos quedaría otro remedio, estaremos allí, juntos, en su entierro saldando la deuda.

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