lunes, 17 de noviembre de 2008

115.- Una Calle, cientocincuenta palabras: tú.
Salímos a San Simón, ¿y ahora qué?, decían nuestros brazos cansados, en alto; dibujando un compás cuyo vértice dejaba enfrente una callemedio vacía, con un par de almas desperdigadas que vagaban de un lado a otro. Moví los brazos a la izquierda pero muertos me pidieron caer.
En lo alto, mientras hacía ese movimiento, me fijé. En lo alto, en la esquina de Vicente. “Calle del Sol”.
Yo Adivinaba el sol al fondo, en el camino para casa. Era pronto para trabajar y tarde para estar sin dormir. Pero nunca es tarde, y siempre es pronto. Esa autopista hacia el infierno, esa coca-cola que pierde gas, noche que así no quiere acabar, que no quiere volver sin esa sombra de la luz que busco en la cara que vendrá. Mis piernas indignadas vagabundearán por esas calles sin encontrarte. ¿Por qué no estabas allí? Mi sombra, mi luz. En el Sol.

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