lunes, 24 de noviembre de 2008

160.- Sin título
Ésta es la calle donde te perdí. Sucedió de a poco. Estaba cansada, me senté en la acera y cerré los ojos. No tenía ganas de verte flirtear, de ver rostros abotargados de alcohol y estupidez. Esperaba que así, cerrando los ojos, dejaría de oírte. Tus palabras me aburrían por vacías y repetidas. Lo que antes me gustaba de ellas era el sonido de tu voz… hasta que la utilizaste contra mí.
Simplemente, cerrando los ojos, todo acabó. Sólo quedó silencio, suave, dulce silencio que calmó mis sentidos. Abrí los ojos… ya no estabas. Supe que no regresarías más. Sentí alivio, no dolor.
Abandoné despacio la calle que nunca volvería a recorrer contigo.
Hoy he vuelto. De tu recuerdo no queda nada, apenas un gesto de desprecio que atravesó mi piel e hizo añicos mi amor.
La calle sigue igual, gris, sucia, melancólica como una canción triste de despedida.

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