martes, 25 de noviembre de 2008

171.- * 140 *
140 pulsaciones en mi pecho. Un pálpito producido por una llamada a la puerta, el rechinar del viejo mueble durante la noche...
La fría luz proveniente de la calle no es si no un motivo más para aguardar entre las sabanas. Inviernos callados, donde el calefactor arrinconado es mi única compañía, en aquel pequeño estudio al final de la calle del sol naciente, cercano a la iglesia. Por las tardes oigo las campanas, individuos que se acercan a meditar, pero yo no.
Yo, espero.
Millones de recuerdos cubren el suelo; donde sonrisas sepias, noches desenfocadas, diminutas imperfecciones desatadas por el paso del tiempo me obligan a permanecer aquí, en mi refugio. Mis cabellos entrelazan con amarga suavidad su retrato. Quizás hoy miremos nuestra estrella a la vez, desde distintos puntos de la tierra. 140 sensaciones que filmen mi larga espera.

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