lunes, 17 de noviembre de 2008

127.- EL DÍA DEL PRESENTE
Aquellas cervezas translucidas me recordaron a los chicos saltando a atrapar la luz sobre la cama de Pol. En un principio, mis sobrinos no vieron al dinosaurio. Éste me seguía a una cierta distancia, como el paquete de tabaco a parecía seguir a la botella. Inquieto, buscándome con su mirada desconcertada. Deteniéndose en el umbral de la habitación, dudó antes de dar el pasito definitivo. “No debes preocuparte, señor Morrudo -le animé desde mis adentros-. ¡Vamos! Estos pequeñines sabrán cuidarte.” Los otros regalos también llegaron en nuestros días 31. Los ositos, el centauro, el soldado intergaláctico… De todos los abriles, junios, septiembres y noviembres de estos últimos años.
Así lo acordamos con Pol en una de nuestras charlas de todas las noches. Semanas antes de que el cáncer se nos llevara su carita sonriente.
No podría existir una fecha más acertada para mis regalos imaginarios.

No hay comentarios: