martes, 25 de noviembre de 2008

181.- EL GORDO Y EL FLACO
Fue anoche, viendo una película del gordo y el flaco. De pronto la tele se iluminó, y entonces sentí que aquellas voces grotescas daban vueltas en mi cabeza, y que una extraña radiación impregnaba mi cuerpo de sus absurdas figuras. A la mañana siguiente, sin embargo, no sospeché nada tras tropezar con el contenedor que había junto a la farola. Tampoco en el bar, cuando con el café me sirvieron un espigado vaso de agua. Ni luego al comprar el Quijote, que venía con un delgadísimo fascículo de regalo. Menos mal que en casa me di cuenta, al ver por la ventana al ciprés pegado al arbusto, y pude escapar justo cuando el puf se arrimaba a la lámpara para cerrarme el paso. Dios mío, ¿quiénes son, qué quieren de mí? Sentado de espaldas a esta pared azul y blanca, me pregunto con horror por dónde van aparecer de nuevo

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