154.- DÉDALO EN LA TERRAZA
Espero tiempo, mucho ,pero se la habían llevado. Se la habían llevado a la ciudad donde todas las puertas están cerradas, en el suelo, olvidado, un pendiente de cobre reluciente y junto a el un papel, una nota. La abrió tan despacio como su ansiedad le permitió, no quería que esa última oportunidad ese brote de esperanza se fuera con las prisas. -“El pendiente es un amuleto sujétalo con fuerza y bajo ningún concepto cuentes las sillas, Dédalo diseñó este laberinto y no permitirá que salgas impune, para mi ya es tarde...”.Sabía por experiencia que las circunstancias determinan un punto en donde al destino le gusta jugar. Miro el laberinto de madera y forja y recordó las palabras que ella le dijo en el café literario; “tu minotauro es tu orgullo”. Enterró en aquel lugar su orgullo para siempre saliendo así del laberinto, solo, añorando su aliento.
Espero tiempo, mucho ,pero se la habían llevado. Se la habían llevado a la ciudad donde todas las puertas están cerradas, en el suelo, olvidado, un pendiente de cobre reluciente y junto a el un papel, una nota. La abrió tan despacio como su ansiedad le permitió, no quería que esa última oportunidad ese brote de esperanza se fuera con las prisas. -“El pendiente es un amuleto sujétalo con fuerza y bajo ningún concepto cuentes las sillas, Dédalo diseñó este laberinto y no permitirá que salgas impune, para mi ya es tarde...”.Sabía por experiencia que las circunstancias determinan un punto en donde al destino le gusta jugar. Miro el laberinto de madera y forja y recordó las palabras que ella le dijo en el café literario; “tu minotauro es tu orgullo”. Enterró en aquel lugar su orgullo para siempre saliendo así del laberinto, solo, añorando su aliento.
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