lunes, 24 de noviembre de 2008

154.- DÉDALO EN LA TERRAZA
Espero tiempo, mucho ,pero se la habían llevado. Se la habían llevado a la ciudad donde todas las puertas están cerradas, en el suelo, olvidado, un pendiente de cobre reluciente y junto a el un papel, una nota. La abrió tan despacio como su ansiedad le permitió, no quería que esa última oportunidad ese brote de esperanza se fuera con las prisas. -“El pendiente es un amuleto sujétalo con fuerza y bajo ningún concepto cuentes las sillas, Dédalo diseñó este laberinto y no permitirá que salgas impune, para mi ya es tarde...”.Sabía por experiencia que las circunstancias determinan un punto en donde al destino le gusta jugar. Miro el laberinto de madera y forja y recordó las palabras que ella le dijo en el café literario; “tu minotauro es tu orgullo”. Enterró en aquel lugar su orgullo para siempre saliendo así del laberinto, solo, añorando su aliento.

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