miércoles, 26 de noviembre de 2008

200.- POR FIN VUELVO
Por fin vuelvo.
Ya veo, a lo lejos, la isla de Mouro.
Solo en mi barco el cielo y el mar son el escenario de mi tristeza. Con su telón gris azulado es imposible definir principio y fin de cada uno en una lúgubre unión que parece mostrar el camino a los compañeros que he perdido en la tormenta.
Es cierto, nunca debimos salir en el barco, pero nuestras ansias por convertirnos en el pirata de Espronceda ensordecieron los oídos a los pronósticos y las voces amigas. Espantosa ironía de nuestro destino que nos ha llevado a encontrar de cara a la muerte por querer vivir intensamente.
Se acerca gente en una lancha, por fin tendré un hombro donde confiar mi llanto.
Aunque están en el barco no advierten mi presencia a pesar de mis esfuerzos.
Una frase perdida me lo explica todo: No hay ningún superviviente.

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