lunes, 17 de noviembre de 2008

126.- EL POSO DE MI ACCIÓN
Acabé la copa y decidí que tenía que ser mía. Sin más miramientos, sin pensar en las consecuencias. Qué tonto fui. Con el tiempo, y la suficiente distancia, te das cuenta de los errores que se suelen cometer cuando eres joven.
La experiencia es un grado muy importante en los avatares de la vida, y si no, que me lo digan a mi. Cientos de veces he rememorado esa noche. El poso de la copa todavía está en mi interior. Lo saboreo cada vez que tengo esa sensación. Me ayuda a autoflagelarme y a pensar con claridad. El mar, ese sonido que me ayuda a dormir. En la inmensidad del océano lloro mis penas e intento retroceder.

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