lunes, 17 de noviembre de 2008

103.- Partida truncada
Siempre era el primero. Bajaba por la calle Francisco Palazuelos, giraba a la derecha y llegaba al bar de la esquina de la calle Del Sol, pedía un café, un farias y se sentaba siempre en el mismo rincón y en la misma mesa. A los cinco minutos llegaban los demás. Jugaban la partida al tute. No solía levantar la voz aunque alguna vez se cabreaba ante algún fallo de sus compañeros. Perdía o ganaba. Pagaba, el farias siempre, el café, a veces. Se levantaba y decía “hasta mañana” sin soltar la colilla.
Pero esa tarde no fue. Se preguntaron dónde estaría. Nadie le conocía. Había aparecido por el bar hacía tres o cuatro meses. Se llamaba Antonio.
Al día siguiente sólo un Antonio aparecía en las esquelas del Diario.
El tintineo de un brindis se oyó a la hora de la partida.

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