lunes, 17 de noviembre de 2008

96.- Brindis
El duelo estaba previsto para las seis. Era el último duelo criollo de la Pampa, en el último boliche auténtico en las afueras de la ciudad. Se invitó al diario local. Los duelistas, legítimos herederos de los facones de dos gauchos matreros que antaño eran rivales pero nunca se enfrentaron, esperaron pacientemente, vestidos con sus mejores galas, botas de potro y bombachas de montar. Pero no vino nadie.
Por fin, llegó un fotógrafo. Había leído una nota muy pequeñita anunciando el duelo. Pero no era del diario. Lo que le interesaba era sacar una foto del antiguo boliche, una foto para un concurso artístico.
Cuando salieron a la cruenta llanura era de noche. Los cuchillos, que habían olvidado ya su rencor, se negaron a pelear.
Volvieron adentro cabizbajos. El dueño del boliche, aunque invitó la caña para el brindis, se negó a aparecer en la última foto antes de cerrar.

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