lunes, 17 de noviembre de 2008

100.- Sin título.
Caían las primeras gotas de lluvia en la pequeña ciudad de nuestro protagonista.
Al salir del portal encontraría al vecino, con el que mantendría una de esas conversaciones llamadas equivocadamente triviales.
Iría a la panadería en la que tentado por los sentidos saldría con algo mas que la barra de pan. Se dirigiría a la cita con su madre,acordada en sesión dictatorial y la encontraría esperando en la puerta del bar elegido.No llegarían a entrar. Una cerveza rápida en la terraza, pues nuestro héroe no disponía de tiempo suficiente y, una conversación en la que las palabras: - “ya tengo veintisiete años - o – es mi vida, no es asunto tuyo” tomarían forma en la mente de este “Aquiles” moderno.
Al día siguiente, su madre llamaría al teléfono para peguntarle que quería para comer. Nada había cambiado.

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