lunes, 17 de noviembre de 2008

101.- EL MODESTO AUGUR
En una época económicamente convulsa , a R. no le importaba otra cosa que el presente.
Aparecía por el bar atestado de gente a eso de las ocho y se dirigía al mostrador en busca de una consumición. Sobre las mesas se apilaban vasos y ceniceros formando una cúspide de cigarrillos y papeles mojados. Nada de esto molestaba a R. que con una serenidad meticulosa ponía en hilera los restos abandonados por los clientes.
Examinaba con curiosidad el borde de los vidrios. Introducía la mirada impasible para leer en sus entrañas. Inspeccionaba el asiento, los costados de la superficie de madera del tablero y detenía su último afán detectivesco en el suelo. Luego anotaba trabajosamente las conclusiones con su mano izquierda.
Se vanagloriaba en silencio de conocer a todos los que por allí pasaban. Sus deseos y frustraciones.
Satisfecho, apuraba la cerveza y pagaba con el único brazo que poseía.

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