lunes, 17 de noviembre de 2008

108.- TRAS EL CRISTAL
Te veo deformada tras el grueso cristal. Quizá sólo sea así como pueda verte, lejana y cercana al mismo tiempo, pero siempre irreal.
Sé que no podría mirarte a los ojos y perderme en su oscuro túnel como tantas veces soñé. Sé que es mejor así, que sólo soy valiente cuando tu cara ofrece muecas grotescas tras el grueso vidrio, entre el limón antes terso y unos hielos ya deshechos que luchan por ocultarte.
Es entonces cuando abro los ojos y te observo, mientras el alcohol resbala por mi garganta deseando ser veneno, porque al abrir los ojos te veo hablar, te siento reír, pero estás lejos, no es a mí a quien miras. Para mis ojos sólo queda tu carmín en el vaso, ardiendo vivo sin ningún reparo mientras tú abandonas mi imagen, a lo lejos, sin regalarme tan solo un mísero segundo de tu olor.

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