domingo, 16 de noviembre de 2008

53.- PERSIGUIENDO A SARA
Comenzaba a estar cansado de este maldito caso; en tres meses había recorrido media España detrás de una muchacha más escurridiza que el mismísimo Houdini.
Sara era toda una buscavidas, solía trabajar a cambio de comida y alojamiento, normalmente para gente conocida. Cuando en Gijón me enteré de que se dirigía hacia Santander para quedarse una temporada supe que era mi oportunidad. Según me dijeron trabajaría en la calle Del Sol, en el bar El Rubicón, que pertenecía a un viejo amigo de su hermano mayor.
Cuando llegué allí, la calle parecía sacada de otro tiempo, se respiraba un ambiente bohemio. Entré en el Rubicón y la ví, me sirvió un Jack Daniel´S con una sonrisa que jamás olvidaré, sus enormes ojos azules tenían la frescura del mar, y toda su fuerza rompiendo contra las rocas, libre, incontrolable, fue entonces cuando supe que nunca regresaría a casa.

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