76.- RECONOCIMIENTO
Mientras se aproximaba, oyó toda una sucesión de ritmos tribales y de melodías cautivadoras. Muy pronto la música anegó sus oídos. Decidió detenerse en la esquina, junto a aquel impresionante templo de paredes ennegrecidas. Doce siniestras campanadas procedentes de sus alturas lo sobresaltaron, pero logró reponerse. Aún no había sido descubierto.
Asomó la cabeza y echó un vistazo.
La calle rebosaba alegría. Las danzas frenéticas se mezclaban con los letárgicos cánticos de un rebaño de extraños seres felices que se comunicaban entre sí mientras libaban diversos néctares de todo tipo de probetas de colores. Y lo mejor: parecían por completo desprevenidos.
Ya sabía todo lo que necesitaba. Sin más dilación, Xprrghaap regresó a la nave nodriza
Mientras se aproximaba, oyó toda una sucesión de ritmos tribales y de melodías cautivadoras. Muy pronto la música anegó sus oídos. Decidió detenerse en la esquina, junto a aquel impresionante templo de paredes ennegrecidas. Doce siniestras campanadas procedentes de sus alturas lo sobresaltaron, pero logró reponerse. Aún no había sido descubierto.
Asomó la cabeza y echó un vistazo.
La calle rebosaba alegría. Las danzas frenéticas se mezclaban con los letárgicos cánticos de un rebaño de extraños seres felices que se comunicaban entre sí mientras libaban diversos néctares de todo tipo de probetas de colores. Y lo mejor: parecían por completo desprevenidos.
Ya sabía todo lo que necesitaba. Sin más dilación, Xprrghaap regresó a la nave nodriza
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