domingo, 16 de noviembre de 2008

43.- “CALLE DEL SOL”
Llegué a Santander hace años... Era un verano delicioso. Disfrutábamos mucho, bañándonos en ese Mar Cantábrico, siempre maravilloso.
Un día, quise conocer el centro de la ciudad, más allá de las playas, y, comencé a recorrer calles, plazas, tiendas…
Era la hora en que el dios Apolo aparecía por allí, ese dios al que los poetas han atribuido grandes maravillas, dios de la luz coronado de
rayos, surcando los cielos en un carro, carro del Sol, tirado por cuatro caballos blancos.
Sí, Apolo debía estar cerca pues todo brillaba con una claridad especial; de pronto, me pareció que le vislumbré allá arriba.
Miré hacia la placa de la calle… “Calle del Sol”. Ahora comprendía porqué era todo en ella claro, alegre y bullicioso, cálido y familiar.
Anochecía…
Quizás Faetón había pedido a su padre, Apolo, que le dejara conducir el carro y se había alejado de allí.

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