89.- Amanecer
-¡Oye, llámame mañana! – le dijo la chica guapa.
Él casi no podía articular palabra, se le empezaban a borrar los contornos de la cara, puso una sonrisa bobalicona – Es que no sé dónde vives…-
-Ah, es que me vas a llamar, pero a gritos, vivo aquí mismo, ¿ves ese balcón?-
-¿Y cómo te llamas?-
Pestañeó, –Carmen, pero tú me puedes llamar sol- y se alejó, cimbreante.
-¡Oye, llámame mañana! – le dijo la chica guapa.
Él casi no podía articular palabra, se le empezaban a borrar los contornos de la cara, puso una sonrisa bobalicona – Es que no sé dónde vives…-
-Ah, es que me vas a llamar, pero a gritos, vivo aquí mismo, ¿ves ese balcón?-
-¿Y cómo te llamas?-
Pestañeó, –Carmen, pero tú me puedes llamar sol- y se alejó, cimbreante.
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