lunes, 17 de noviembre de 2008

90.- CONTEMPLACION
Mi amigo P.siempre quiso ser fotógrafo pero le faltaron voluntad y dedicación. Se había comprado una cámara digital de infinitos píxeles que nunca supo manejar y que llevaba siempre a todas partes con la esperanza de retratar algún día la belleza, de retenerla en el tiempo. Mi amigo P. no supo nunca, no llegó a sospechar siquiera, que la belleza es efímera y muy escurridiza y dificilmente se deja atrapar. Tuvo su oportunidad una tarde de primavera. Desde la cima de una pequeña colina descubrió un paisaje que le pareció el más hermoso que hubiera visto nunca, una llanura infinita rodeada por todas partes de un cielo infinito, todo lleno de colores que parecían recién inventados. En aquella inmensidad todo era silencio, apenas se oían una respiración y el latir de un corazón, tan lento, que entre cada latido casi se veía crecer el trigo. Más que verla, la sintió, era la belleza. Pensó en la cámara y no hizo nada.

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